Y, ¿y qué decir de los monos?
Y, ¿y qué decir de los monos? Ellos se perfeccionan en el proceso de eliminarse las pulgas uno al otro y la geometría del cerebro que tienen inherente de nacimiento ni los empeora ni los mejora. Por esta razón pueden ser objeto de experimentos, pero este enfoque no funciona con los humanos. Al principio el ser humano debe quitar el programa del empeoramiento que tiene en su código, formando un esfuerzo en el cerebro que parecido al de los monos.
Y, ¿a qué conclusión llegó la humanidad después de los descubrimientos que realizó O’Keefe torturando miles de ratas y ratones? En 2014 John O’Keefe fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, compartido con May-Britt Moser y Edvard Moser por el descubrimiento de células que constituyen un sistema geométrico en el cerebro de las ratas. Es aquello en que trabaja cada yogui, por supuesto, sin darse cuenta de esto. Hablamos de logros, pero no entendemos que precisamente, es el cerebro de las ratas el que permite hacer experimentos con ellas. Èste es como un constructor, incluso más perfecto que el de los monos y aún más que el del ser humano, en relación a la posibilidad del cambio del ADN.
Por supuesto, nuestro cerebro tiene una capacidad superior, pero está orientado a la agitación, a lo necesario o lo innecesario y no puede cumplir incluso con los planes permanentes. Y al existir así, éste solo va a bloquearlo todo.
Al mismo tiempo, debemos recordar las alteraciones y las irritaciones que tenemos inherentes en nuestro cerebro. Esto significa, que el problema puede desarrollarse en el cerebro y cuando tiene una mostración externa, el cerebro es incapaz de resolverlo. Es decir, resulta que mucho depende de la combinación de los factores que nos agitan y están conformados por el trabajo del sistema nervioso.
De esta manera, al tener un cerebro perfecto somos imperfectos respecto a su desarrollo y servicio, pero incluso este hecho debe hacernos estudiar aquello que en la naturaleza funciona más perfectamente. Digamos, aquello que determina geométricamente la actitud de la rata y que tiene un esfuerzo constante. Y esto está relacionado con los lóbulos temporales. ¿Cómo, entonces, trabajar con esta zona para que estén en un esfuerzo permanente? Pues, es imposible. Ellos, igual que el resto de las partes del cerebro, existen en el cuerpo humano de una manera “residual”. Y es aquello con que hay que empezar a sintonizar el cerebro. Es la condición obligatoria para el cambio del ADN.
Es imposible transformar en ADN en un cerebro que carece de sincronización. Así que comencemos con aquella condición correcta que tenemos – con el hipocampo con sus células geométricamente correctas y las neuronas piramidales. Al no construir los lóbulos temporales, digamos la corteza entorrinal, nos resultará difícil hacer el siguiente paso, puesto que ya tenemos muchas cosas dañadas y destruidas en nuestra cabeza que deja de ser una red geometría íntegra y está funcionalmente ligada a la bioquímica. En esta situación, la función del cerebro como tal se convierte en secundaria.
Es necesario perfeccionar los vínculos de las neuronas que abundan en la cabeza. Pero nos impiden los órganos sensoriales, los que acostumbramos a que agiten el cerebro y son los primeros en distraerlo de la percepción natural del espacio (donde bajo el concepto del “espacio” se comprende el ambiente ondulatorio, en general).
El siguiente aspecto, por extraño que parezca para muchos, es la posición de la cabeza. Si la cabeza no aprende a acordarse de su posición, sino que simplemente está colgada al cuerpo, entonces la persona no podrá hacer nada. No es la cabeza que está sujetada al cuerpo del hombre, sino que el cuerpo a la cabeza. Y la cabeza de los monos está sujetada al cuerpo y es parte de la geometría del cuerpo. Mientras que, en el ser humano el cuerpo debe llegar a ser parte de la geometría de la cabeza. Y esto ya no es una posición simple, sino que un esfuerzo. Es un mapa completamente diferente para el movimiento de las neuronas, cuando el cuerpo funciona desde la cabeza. La cabeza del ser humano además de ser una parte general del cuerpo, es también un cuerpo independiente que en unas determinadas condiciones existe independientemente.
Y es más correcto considerar la cabeza de los animales como parte del cuerpo. Por lo tanto, el sistema de trabajo del cerebro es mucho más firme que el del ser humano donde el cerebro molesta a sí mismo, dado que tiene mucho más sistemas que no son equilibrados y los que en el proceso de la vida, como regla general, se aflojan aún más.
Por otro lado, las células forman en el cerebro distintas redes que deben cargarse. Por eso tenemos dos caminos: depender de las irritaciones, las excitaciones y cargar las cadenas, o formar por nosotros mismos un impulso energético, una descarga, lo que señalé hablando del cigoto. Y, el proceso de la estimulación energética del cerebro comprobó que por sí mismo es un proceso y que mientras se realiza el cambio de frecuencia ayudamos al propio cerebro, lo que sucede justo en el curso del pensamiento.
Sin embargo, hay que recordar que cualquier estimulación adicional del cerebro es peligrosa, puesto que puede redirigir o romper la red neuronal. Es necesario dirigir el esfuerzo a la sincronización y el vínculo del cerebro con el ADN para que la estructura permita procesar correctamente la tonalidad del cerebro. La falta de atención a este concepto llevará a la pérdida del control sobre el cerebro que podemos observar en muchos adeptos en varias enseñanzas y tendencias que pasan a un estado inadecuado.
Otro aspecto interesante es la gente que primordialmente tomaron la correcta dirección, por así decirlo. Al mismo tiempo, como regla general, estas personas, debido a la prisa o a la incapacidad, simplemente cambiaron la tensión en su cabeza pero sin sincronizarlo y, de hecho, llegaron a ser aún más inadecuadas para la sociedad, ya que no pueden explicar el fenómeno de su cabeza. Desarrollaron el fenómeno, pero no el sistema operativo.
La ausencia de una conexión mutua correcta altera el mapeo del cerebro en el espacio. Es decir, la gente considera la información, digamos, de un Campo Superior, pero la explica a través de capacidades procesadoras inferiores, que habían tenido antes de haber logrado estos estados. O sea, incluso la presencia de una red de coordenadas no permite a la persona comprenderla. Y antes de echarse incrementar sus Supracapacidades, es importante aclararse el tema de la verdadera anatomía de la cabeza, donde hay que comprender no tanto las partes del cerebro, sino su tensión.
Los distintos grupos de neuronas se excitan por varias condiciones de la influencia externa que dominan y en resultado, cierran la excitación por influencia interna. De hecho, el medio ambiente externo distrae al cerebro del ADN. Esto se puede observar incluso en el momento cuando uno está en el bosque o escucha música. Para las neuronas estas acciones son diferentes densidades en las que se menean. Y si dejan al ADN sin custodia, entonces éste empieza a adaptarse por sí mismo.
© Oleg Cherne